Caminamos, yendo y viniendo, las calles guardan memorias de la tierra que descansa debajo del pavimento, memorias de un río ya extinguido, cada casa guarda historias desconocidas, conflictos de lxs que nadie quiere hablar, el sol abraza a quién no pide y no falta la sonrisa de lxs extranjeros que pasean por el tramo, nos enamoramos un poco de las esquinas que guardan trozos de papel con mensajes religiosos celosamente escondidos. Agradecemos a la Convención del 45 por cada bienvenida y rechazo, por todo el aprendizaje que hemos ido tejiendo en su territorio.